Historia de la manzana

La naturaleza que nos rodea, cuando le prestamos atención, siempre tiene algo que aportarnos y enseñarnos. Nos llama mucho la atención como va cambiando tal como va pasando los días, las semanas, los meses y los años. Durante todo el año, el árbol va cuidando el fruto aportando todo lo que necesita para crecer, estar muy sabroso y jugoso sin pedir nada a cambio. Da igual el tipo de árbol o de fruta, simplemente pasa. Para esto, el árbol se tomará el tiempo necesario con el único objetivo de seguir con su razón de ser. La luz, la luna, la lluvia y el sol le han acompañado en su tarea como lo hicieron también las abejas, los gusanitos del suelo y otros bichos. Al cabo de un tiempo llegará el momento de la cosecha, el momento en que la manzana se separará del árbol y otro ciclo empezará.

¡Todos sabemos de la suerte que tenemos de poder coger su fruto cuando está en su punto de madurez y que no tiene desperdicios! Igual, no será perfecta por fuera pero su sabor y sus nutrientes serán óptimos: nos enriquece, nos alimenta, nos da vida.Es un claro momento milagroso de la vida que vivimos sin prestarle mas atención, instantes que tenemos más que asumidos que pasan, pero en los que ya no nos fijamos. Párate un momento a pensar cuantas cosas se tienen que alinear para llegar a tener una fruta, cómo la naturaleza se organiza para que pueda pasar.

Esta perfección sin embargo no siempre se da y a veces engaña. ¿Quien no ha tenido en casa una fruta que por fuera es bonita, aguantando días y días en la cesta sin cambiar, pero por dentro se va pudriendo? ¿algún que otro recuerdo?

Pues bien, este ciclo de vida se podría ampliar y hacer un paralelo con nuestras vidas. Nuestras familias son nuestros puntos de referencia, nuestras raíces, nuestro pasado. Igual que el árbol sano da a sus frutos también lo hacen nuestras familias. ¿cómo? Pues de la mejor manera que saben. No escatimarán recursos en cuidarnos, amarnos, enseñarnos para que el día de mañana sigamos con nuestras vidas, con nuestro papel en este mundo.No existen padres, tíos, abuelos, primos, amigos que no nos quieran y que no quieran lo mejor para sus hijos y familiares. Siempre nos han dado y nos darán lo mejor y de la mejor manera que ellos saben y/o pueden. Todos queremos lo mejor para los nuestros, aunque a veces des de fuera así no parece. Igual no nos llegará como lo queremos ni como lo pensábamos, aunque nos sea ofrecido con la mejor intención.

No aceptar y reconocer que así es, abrirá en nosotros grietas, rabia, escasez, miedos…y problemas…mayormente con nuestro entorno mas cercano: parejas, padres, hijos, amigos, colegas…..Y como con la fruta perfecta y brillante, algún que otro día empezaremos a dar señales de que nos pasa algo por dentro y ya habrá empezado a romperse.

Pero no miremos de preocuparnos demasiado por eso ya que la vida siempre nos ofrecerá varias oportunidades para volver a juntar lo que se rompió. ¿Cómo? Hay que confiar en la vida ya que siempre se pone de nuestro lado.Ahora bien, como la perfección de la naturaleza, para llegar y seguir hacia la madurez necesitaremos paciencia, apoyo y posiblemente reconocer que nos hemos equivocado. Para conseguirlo lo único que vas a necesitar es voluntad, lo demás vendrá hacia ti. Desde este punto, desde este momento, si lo quieres, todo puede cambiar.

Con atención

Carlos